Los niños con inteligencia emocional no suelen convertirse en víctimas del bullying y tienen facilidad para hacer amigos. Además superan más fácilmente las dificultades en los estudios y controlan mejor la ansiedad, por lo tanto son más felices.

Tú puedes enseñar a tu hijo o hija a tener inteligencia emocional, ¿te gustaría saber hacerlo?

En este artículo encontrarás un programa completo: actividades para hacer en familia, que te ayudará a potenciar la inteligencia emocional de tu hijo o hija.

Pero antes tienes que tener claro qué son las emociones y por qué es tan importante reconocerlas y controlarlas.

Inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer nuestras emociones, regulando las negativas y potenciando las positivas.

También nos permite reconocer las emociones de los demás, fundamental para establecer buenas relaciones. Las personas que saben hacer esto tienen Habilidades Sociales

Qué son las emociones:

Nuestros pensamientos hacen que nuestro cerebro genere determinadas sustancias. Estas sustancias nos producen ciertas sensaciones.

Los pensamientos positivos hacen que el cerebro genere dopamina y serotonina, las hormonas del bienestar. Como resultado sentimos emociones positivas, (nos sentimos muy bien).

 

Los pensamientos negativos generan cortisol, la hormona de estrés. Entonces sentimos emociones negativas, (nos sentimos mal). Rojas, (2018) nos dice que el cortisol produce cambios en nuestro cuerpo, entre otros:

  • Alteración del sistema inmunológico.
  • Muerte de neuronas en la zona de la memoria y el aprendizaje.
  • Cansancio,tristeza y apatía.

 

Hay personas con tendencia a pensar en negativo. Estas personas transmiten pesimismo y tristeza. Generan emociones negativas y las transmiten. Suelen pensar que no pueden cambiar. Sin embargo todas las personas tenemos la capacidad de aprender a generar emociones positivas y a controlar las negativas.

Las personas que saben hacer esto tienen éxito en todo lo que se proponen porque los obstáculos no las detienen.

Cómo desarrollar la inteligencia emocional del niño.

Como te he comentado, los niños con alta inteligencia emocional tienen menos probabilidades de convertirse en víctimas del bullying.

Del mismo modo, es poco probable que se conviertan en agresores. Tienen buenas habilidades sociales, confianza en sí mismos y gestionan mejor sus emociones.

Este programa consta de dos partes: Una primera centrada en ti y otra con  actividades e ideas para poner en práctica en familia:

Primera parte:

Cómo influimos en el desarrollo de nuestros hijos.

Tú puedes hacer que la inteligencia emocional de tu hijo o hija se desarrolle:

  • Que aprenda reconocer sus emociones y  expresarlas adecuadamente .
  • Gestionar las negativas encontrando las positivas y centrarse en ellas.

Los hijos aprenden a comportarse viendo cómo lo hacen sus padres, en otras palabras,  somos el espejo donde se miran.

Si tienes inteligencia emocional sabrás controlar tus emociones y expresarlas adecuadamente. Tu forma de educarlo y de interaccionar con él le ayudará a desarrollar la suya.

Si te resulta difícil gestionar tus emociones, reconocerlas, probablemente vuestra relación se resentirá y él o ella no aprenderán a hacerlo.

Los investigadores nos dicen que esto se debe a las neuronas espejo, que se activan cuando observamos a otra persona ejecutar una acción.

Cuando vemos a alguien expresar emociones, positivas o negativas, comprendemos su estado emocional. Nos ponemos en su lugar y sentimos un estado emocional parecido.

Es por eso que si expresamos emociones negativas, las veremos reflejadas en los demás. Lo mismo ocurre con las positivas,  (Bisquerra, 2011).

CÓMO SABER SI CONTROLAS BIEN LAS EMOCIONES

En esta primera parte te propongo hacer una pequeña reflexión sobre tu forma de ser. Te ayudará a saber si gestionas adecuadamente las emociones. ¿Preparad@?

 

Cuando algo te molesta, ¿expresas lo que sientes sin que tus palabras lastimen a los demás o dices cosas de las que más tarde te arrepientes?.

¿Reconoces que tienes puntos débiles que debes mejorar o crees que son los demás los que deben hacerlo?.

Si los demás te dicen que ese día estás fatal, que todo lo ves negro y estás negativo, ¿haces una reflexión para saber qué te está ocurriendo o te ofendes fácilmente?.

¿Comprendes fácilmente los estados de ánimo de las personas que están a tu alrededor o no te das cuenta de lo que sienten?.

¿Sabes decir «no» cuando los demás te proponen algo con lo que no estás de acuerdo, sin sentirte culpable por ello?.

Cuando tienes pensamientos negativos, ¿eres capaz de ponerlos a un lado y tratar de encontrar el lado positivo de las cosas?.

¿Has respondido con sinceridad?. ¿Te ha servido para saber si gestionas adecuadamente tus emociones?.

Entonces seguimos adelante.

Cosas que debes tener en cuenta:

  • Permite que el niño exprese sus emociones: alegría, tristeza, enfado, rabia…. Cuando llore, por ejemplo, no le digas» no llores,  eso no tiene importancia». Es importante que sea consciente de lo que siente para aprender a identificar de qué se trata.
  • Reconoce sus emociones para que aprenda a reconocerlas.
  • Cuando exprese emociones negativas hazle saber que comprendes su enfado. Ahora veremos cómo reconducirlo, pero debe saber que a pesar de su rabia o enfado, le sigues queriendo.

Segunda parte. Trabajo en familia:

« Para los más pequeños, (de 3 a 5 años):

Amplía su vocabulario emocional. Poner nombre a las emociones le ayudará a identificarlas.

Procedimiento:

A esta edad es mejor trabajar con las emociones básicas: enfado, alegría, tristeza.

Puedes buscar imágenes representativas en internet, imprimirlas y    pegarlas en una cartulina. Pon su nombre debajo.

Pixabay te ofrece imágenes gratis que son maravillosa. Aquí tienes su enlace Pixabay

 

Coloca las imágenes en lugar visible. Puedes hacer las actividades siguientes:

  1. Utiliza cuentos. Encontrarás muchos que hablan de las emociones. Ayúdale a identificar las emociones de los personajes y cuando lo haga, coge una de vuestras imágenes para ayudarle a reconocer la emoción.
  2. Aprovecha las oportunidades que se te presenten para decir lo que sientes: «Qué contenta estoy!», por ejemplo, y coges esa imagen.
  3. Cuando veas que el niño está triste, enfadado o tiene miedo ayúdale a reconocer lo que siente poniendo nombre a su emoción. «Sí cariño, estás enfadado», por ejemplo, al tiempo que coges la imagen. Al hablar de la emoción estás ayudando a que se disipe.

 

  1. Construye un diccionario de emociones con la ayuda del niño. Puedes pegar las imágenes en un cuaderno. Habla de ellas. Podéis jugar a imitarlas con vuestra cara y cuerpo. Hazlo delante de un espejo para que el niño pueda verse.
  2. Jugar a representar diferentes emociones. Coge la imagen y ve diciendo en alto cómo está la cara de ese niño o niña. Imitarla delante del espejo.
  3. Haz fotos al niño cuando represente las emociones. Podrás utilizarlas para ampliar vuestro diccionario de emociones.

 « De 5 a 8 años. Enséñale a controlar la ira.

Hay personas que no controlan sus enfados. Ante  una situación  injusta, sienten una rabia  incontrolable. Se trata de la Ira. 

A algunos niños les sucede lo mismo. Con el cuento de la Tortuga le enseñarás a controlar la impulsividad. También a reconocer los sentimientos.

Procedimiento: 

Cuéntale el cuento. «Cuento de la Tortuga»

Había una vez una pequeña tortuga que se pasaba la vida gastando bromas pesadas a sus amigos. En clase les tiraba los libros al suelo. Les escondía los bolígrafos y los lapiceros. Incluso llegó a quitarles la silla cuando se iban a sentar.

Sin embargo se enfadaba muchísimo cuando sus amigos le gastaban bromas a ella, tanto que llegaba a pegarles.

Era tan pesada que sus amigos se cansaron de ella y dejaron de hacerle caso. La tortuga estaba muy triste porque quería tener tener amigos y no sabía cómo hacerlo.

Un día se encontró con una tortuga anciana. Al ver tan triste a la tortuguita le pregunto qué le pasaba. Esta le respondió:

– Tengo un gran problema. Cuando me enfado no me puedo controlar y mis compañeros ya no quieren ser mis amigos.

La vieja tortuga le dijo:

– Te voy a decir lo que puedes hacer. Escucha con atención. Cuando te enfades entra en tu caparazón. Sigue estos tres pasos:

  1. Debes decirte «Stop»
  2. Respirar profundamente
  3. Decir el problema que tienes y cómo te sientes. Descansa en tu caparazón hasta que te sientas más tranquila

Debes hacer esto cada vez que te enfades. Ya verás cómo poco a poco irás teniendo amigos.

La tortuguita hizo esto por primera vez cuando sus compañeras se pusieron a jugar a la pelota y no contaron con ella. A partir de aquél día lo hacía siempre que se enfadaba. Poco a poco empezó a tener muchos amigos y nunca más se sintió sola.

A continuación puedes utilizar el diccionario de las emociones y elegir la imagen del enfado. Habla de este sentimiento. Ayúdale a recordar momentos en los que se haya enfadado y a recordar cómo se sentía.

Dile que cuando se enfade debe seguir los pasos que seguía la tortuga:

  1. Decir STOP
  2. Respirar hondo
  3. Preguntarse, ¿cómo me siento?
  4. ¿Qué problemas tengo?
  5. ¿Qué puedo hacer?

Si deseas que aprenda a controlar sus enfados, debes estar dispuesto a controlar los tuyos. Cuando te enfades y estés con el niño, practica la consigna y cuando estés más tranquilo, explícale  lo que has hecho, repasando los  pasos.

Recuerda que los niños aprenden por imitación. Si el niño ve que te controlas querrá hacerlo también.

Para todas las edades.

Comparte experiencias positivas

«Te regalo mi mejor momento del día». Actividad extraída de: Bisquerra, R. (2011). Educación emocional. Bilbao: Desclée de Brouwer, (p.241)

El objetivo es transmitir emociones positivas.

Lo haremos  durante el momento de la comida o de la cena. Cada miembro de la familia hablará de las mejores cosas que le hayan sucedido en el día. Explicará a los demás cómo se ha sentido y por qué.

Si alguno cree que no ha tenido nada bueno, se aprovechará la ocasión para hablar de las cosas malas. A continuación  se hará una reflexión;

  • ¿Por qué me sentí mal en esa situación?
  • ¿Podría  haber hecho para que la situación mejorase?.
  • Hablar de las cosas que podría haber hecho
  • Si hubiera realizado alguna de dichas acciones, ¿la situación hubiera ido mejor?

Esta reflexión enseñará a nuestros hijos a poner en palabras las emociones y los sentimientos

Hoy terminamos aquí. Espero que te este artículo te haya resultado útil. Si deseas ponerlo en práctica y te surgen dudas, no dejes de escribirme. Puedes hacerlo desde la sección de Contacta o en los Comentarios. Estaré encantada de ayudarte.

 

Fuentes Utilizadas:

Bisquerra, R. (2011). Educación emocional. Bilbao: Desclée de Brouwer

Rojas,M, (2018). Cómo hacer que te pasen cosas buenas. Barcelona. Espasa Libros S.L.U

Autora: Inés Hijosa Lorenzo 

 

Pedagoga especializada en Dificultades de Aprendizaje.

Licenciada en Ciencias de la Educación.

Máster en Psicopatología del Lenguaje.

Máster en Educación Superior

Colegiada nº: 47699

correo:mihijosa@gmail.com

telf: 607265044