El niño debe tener límites para sentirse seguro

 

Tú eres la fuente de seguridad para tu hijo/a, el modelo de quien aprende a enfrentar situaciones, el espejo donde se mira y aprende quién es.

La forma en que asumas este papel influirá directamente en su desarrollo.

El niño, tanto si es hiperactivo como si no, debe tener normas claramente establecidas, que le permitan saber a qué atenerse

Hace unos días podíamos leer en la publicación digital de el diario.es el artículo familias desbordadas por problemas de conducta.

Nos habla sobre el creciente número de este tipo de problemas entre nuestros adolescente, debido, entre otras cosas, a que en la familia no se han establecido a tiempo normas y límites.

“Las dificultades de aprendizaje y el trastorno por déficit de atención, (TDAH) son los problemas de comportamiento que han experimentado un mayor aumento, aunque también ha crecido el número de consultas por trastorno negativista desafiante, (TND) y por trastorno disocial” nos indica la publicación.

Todos los niños necesitan límites, cuando son pequeños y cuando ya son mayores, ¿quieres saber por qué?. Te voy a hablar de ello en esta entrada. En la siguiente

Me gusta especialmente cómo lo explica la Dr. Isabel Orjales Villar.

Para el niño tener puntos de referencia claros sobre lo que debe o no debe hacer es tan vital como alimentarse. Para él, tener claros los límites educativos es importante por tres motivos:

  1. Porque le ayuda a entender e integrar las normas que rigen el mundo en el que vive.
  2. Porque le ayuda a sentirse seguro.
  3. Porque le ayuda a “portarse bien”, a ser “mejor personas” y por lo tanto, a tener un buen concepto de sí mismo.

Cuando nuestro hijo, pequeño o ya adolescente, hace cosas que no están bien, no adquiere una buena opinión de sí mismo. Crecerá asumiendo esos comportamientos.

Empezaré señalándote algunos de los Principios Básicos para Educar Bien, que nos indica la doctora Orjales:

  • Nosotros somos los educadores, el colegio sólo complementa.
  • Educar bien es enseñar a adaptarse a todas las situaciones: buenas y malas.
  • Educar no es proporcionar experiencias buenas y aislarle de las malas, es ayudarle a aprender de ellas.
  • Educar bien a un hijo no es compensarle por lo que nosotros no hemos recibido en nuestra niñez.
  • No debo angustiarme. Si no puedo, busco ayuda.
  • No existen los superpadres. Quien te diga que su relación con su hijo/a es perfecta, puede que necesite aparentar o que no quiera ver los problemas.
  • Nada es lo mismo para un hijo que para otro.
  • Educando voy a cometer errores.
  • No hay error que no se enmiende.
  • Puedo rectificar sin perder la autoridad.
  • Un niño es una antena parabólica constante. Se entera de todo, lo imita todo. Aprende más de lo que ve que de lo que le decimos..
  • Si nosotros no ponemos límites a su conducta lo hará él.
  • Nunca debo mentirle. Si le enfrento a aquellas cosas que no le gustan pero que debe aceptar, le preparo para asumir la realidad.
  • A veces los niños necesitan un “porque lo digo yo”.
  • Levantar castigos o encubrir lo que ha hecho mal, sólo es sobreprotección.

Las personas sólo aprendemos de nuestros errores si vivimos las consecuencias de los mismos. Crearemos chicos/as inmaduros, incapaces de enfrentarse a la situación.

Estos principios se pueden resumir de la siguiente manera:

  • Sé que puedes.
  • Por eso te enseño y te exijo.
  • Y como sé que te cuesta esfuerzo, te lo reconozco

Este principio debes aplicarlo en todos los ámbitos de la vida de tu hijo/a: a su comportamiento en la familia, a su rendimiento escolar, a sus relaciones sociales o a cualquier otro aspecto de su desarrollo.